Archivo por meses: octubre 2023

UNA TELESERIE, UN POEMA Y DOS SUICIDIOS

(De Hannah Baker, protagonista de “Por trece razones” a Anne Sexton, poeta norteamericana)

Por Alfonso Valencia Pérez, profesor de Lengua y Literatura.

 

Por trece razones, Selena y Justin Bieber

Mis alumnos ven “Por trece razones”, serie americana de moda producida por una tal Selena Gómez, ex de Justin Bieber o algo así, me aclaran. Busco a Selena y a Justin en google imágenes. ¡Ah!, estos son… ¿No? Abrazados, separados, juntos de nuevo y gastando dinero. Ropa cara, celos y drogas en el fondo del vaso. La serie, decía, va sobre una adolescente recién suicidada que, a modo de cruel despedida, deja una sarta de cintas de casettes que explican sus porqués a sus antiguos compañeros de instituto, que son guapos, profundos, musculosos o atormentados según los cánones de la estética cliché, se desplazan en coches de diseño por barrios adinerados (o en coches de adinerados por barrios de diseño) y desayunan de todo en cocinas de última generación.

 

Cruz de Humilladero, Netflix, Hannah Baker, el pene de Clay y el «Werther»

Desde las aulas de Cruz de Humilladero distrito 6 me insisten fascinados, tienes que verla, resoplan, es lo más, pero yo no le encuentro el punto, me disculpo, así que del sexto episodio no paso. ¿Quién de vosotros juega al fútbol americano?, ¿conocéis a alguna animadora con pompones rosa que brinque en los partidos?, ¿de verdad os identificáis? De nada les sirve hablarme del efecto imitación (de la soleada ficción a la realidad seca de la muerte) que, aseguran, posee la serie, de esos padres que se juntan con abogados y demandan a Netflix tras enterrar a sus hijos. Les cuento que con el “Werther” pasaba lo mismo, cambiáis teleserie por novela prerromántica, rebobináis dos siglos en esos walkman desfasados que utiliza Clay para esclarecer la muerte de Hannah Baker. Sí, Clay, el que en la serie se mueve en bicicleta y siempre dice ¿todo bien? antes de utilizar su pene. Pues es lo mismo pero a lo bestia. Cadáveres de suicidas vistiendo levitas arrastrados por la corriente de los ríos, cartas de despedida en sus bolsillos. No hay nada nuevo bajo el sol digital.

 

La gente tiene un pasado y se mata

¿No se da cuenta profesor de que la gente tiene un pasado y se mata? Y yo, como siempre, descubro que saben más de lo que pensaba. Noelia, Luis, Álvaro y Remedios me hablan de Aokigahara. ¿Cómo? A-o-k-i-g-a-h-a-r-a es el bosque de los suicidios, está en Japón, a los pies del Monte Fuji. Allí los jóvenes japoneses se pierden entre la maleza, montan solitarios una tienda de campaña, escriben cartas, comen barritas de chocolate, hacen cruces en la corteza de los árboles y al final deciden (par o impar) si la vida no tiene tanta mierda como suponían o si la solución solo pasa por colgarse. Me explican que en Málaga (también), a los pies del Monte Coronado (me vacilan), según el barrio donde nazcas y de quién te rodee tienes más posibilidades de matarte. Tú mismo, perdón, usted mismo. Lo dice el periódico, con estadísticas y todo, me justifican por si no les creo.

 

Sylvia Plath y Anne Sexton entran en el intercambio de esquelas

Y en estas estábamos cuando abrimos el manual de Literatura Universal y nos topamos con la corriente confesionalista de la poesía norteamericana. Y así, de golpe, como en una sacudida malintencionada, el libro nos detalla que Sylvia Plath se suicidó metiendo la cabeza en el horno, su horno, y que Anne Sexton se asfixió con el tubo de escape de un coche, su coche. Vaya, dos prometedoras poetas muertas. La unidad 7 apunta líricas maneras y los adolescentes por una vez prestan atención lejos de la línea de edificios que se perfila tras la ventana o de las teclas vibrantes de los móviles que esconden en su regazo. Hannah Baker, la joven suicida de “Por trece razones”, parece que comienza a perder en el intercambio de esquelas.

 

Deseando morir

Así que continuamos con la lectura, página 313, y justo detrás de Césare Pavese, de los recuerdos de campo de concentración de Paul Celan, nos damos de bruces con “Deseando morir” de Anne Sexton, la de la muerte por monóxido de carbono en el garaje de casa, descalza, el vodka corriendo por su cuerpo mientras su marido corre tras otra. Su primer verso dice:
“Ahora que lo preguntas, la mayor parte de los días no consigo recordar”, y nos sumerge, poderoso narcótico, en el “lenguaje especial de los suicidas”, que “ya han traicionado su cuerpo”, que “nacidos sin vida no siempre mueren” y que “no pueden olvidar una droga tan dulce que incluso los niños morirían con una sonrisa”.

Y así, verso tras verso, cada uno más demoledor e inquietante que el anterior, nos adentramos en las personales raíces de la angustia, en los estrechos pasadizos que conducen hasta la muerte. ¿Y ahora qué?

 

Versos favoritos y fantasmas

Les pido: concentraos, subrayad vuestro verso favorito. Y es entonces cuando salta un reguero de intimidades, honda e inesperada conexión con tumbas invisibles en medio de una tarde cualquiera de abril. Surgen soledades, cicatrices, abismos personales lejos de los muebles de diseño que prescriben teleseries de luz abundante. Reconocen sus vacíos en versos ajenos y sienten, criaturas extraviadas, que les duele. Porque leyendo ese poema se leen a sí mismos y, mientras pronuncian, descienden lentamente los escalones hacia sus propios fantasmas:

“Camino vestida, sin marcas de este viaje,
luego la casi innombrable lascivia regresa”, elige Noelia.

O
“Grave y pensativa, descansé babeando por el agujero de mi boca”, elige Luis.

O
“La muerte es un hueso triste, golpeado dirías”, elige Álvaro.

O
“Y el amor, o lo que haya sido, una infección”, elige Remedios.

O por fin (y elegimos entre todos):

“Balanceándose, así se encuentran a veces los suicidas,
dejando la página del libro abierta al azar”.

¿Qué se siente? ¿Qué se les dice? ¿Queda algo al otro lado? Los alumnos bajan la cabeza, esconden ruborizados sus rostros, se examinan de reojo, respiraciones profundas, silencio. Se supone que esto era una clase de Literatura en un instituto de barrio, ¿no? Había un libro y un poema. También capas y capas de desilusión. Intento recomponer las fronteras de nuevo, así que abro el manual del profesor tratando de encontrar alguna instrucción que nos ayude a escapar de las ruinas. Pero sólo dice:

“El alumno argumentará a favor de la vida”.

¿Y si no lo hace? Si no lo hace entonces qué.

Al borde de la imposibilidad

Por María González Salazar (2º Bach. Ciencias)

Probablemente cuando pienso en las injusticias que se viven en nuestro planeta
actualmente, lo primero que diría serian las guerras pero, ¿tenemos todos el mismo
concepto de injusticia? . Lo que para mí es sin duda alguna una injusticia, para otro no
lo es tanto o incluso ni lo llega a ser. Un ejemplo claro, las personas que han atacado a
Palestina en los últimos días no lo verán como una injusticia pero en cambio, las
personas que están sufriendo los ataques sí.

A mi juicio, la posibilidad de reducir las injusticias en nuestro planeta cada vez es
menos posible; la maldad, la codicia o la poca empatía que hay actualmente, nos
incapacitan casi a la totalidad de reducir las injusticias. No es que por poner el ejemplo
de las guerras, estas sean las más comunes desigualdades, no. Las injusticias las
vivimos cotidianamente e incluso sin apenas darnos cuenta. Es injusto que en una
tienda en la que esperas durante una hora una fila, llegue alguien y se ponga delante
de ti. Es injusto que camines tranquilamente y te roben, así, como es injusto que las
personas maten a inocentes. Como vemos hay distintos tipos de injusticias, según la
gravedad, la situación o la experiencia de las personas que las sufren.
Fundamentalmente son culpables de las injusticias personas sin escrúpulos, sin valores
o simplemente personas, que no son capaces de vivir sin propiciar el mal a otras.

Para finalizar, personalmente opino que reducir las injusticias en el planeta roza el
borde de la imposibilidad. No podemos tener controlados a todas las personas y
hacerles ver lo que sí y lo que no esta bien (evidentemente dentro de un amplio
margen de opiniones sobre lo que sí o no está bien). Esto es algo que se debe tratar
desde la infancia para comenzar a reducirlas, y es algo que no todos están dispuestos a
llevar a cabo con las personas a su cargo.

La rehumanización es la respuesta

Por Rosa Herrera Villegas (2º Bach. Ciencias)

A lo largo del tiempo y gracias a la historia podemos pensar que hemos
logrado un avance a nivel social en muchos sentidos: la revolución
industrial, la tecnológica, etc.
Pero, ¿hemos conseguido hacer de este, un mundo justo?
Es cierto que con el transcurso de los años hemos cambiado gracias a
numerosas reivindicaciones y protestas, pero aun así los conflictos
armados, la pobreza y el hambre (entre otros) son solo algunas de las
terribles noticias que estamos acostumbrados a recibir diariamente. Un
claro ejemplo es la guerra entre Israel y Palestina; personalmente las
guerras me parecen un fracaso a nivel humano debido a que esta claro
que por muy evolucionados que nos sintamos, seguimos viendo solo
nuestras diferencias las cuales solo logran dividirnos aún más cuándo la
solución debería ser unirnos.
Lamentablemente, ya ni si quiera nos sorprenden estos titulares pues
nos hemos convertido en seres deshumanizados y separados por el
individualismo.
Al no sorprendernos, no nos sentimos responsables ni capaces de
hacerles frente. También se debe a que nadie se molesta en preguntarse
si podría contribuir a la mejora de estas situaciones, pues mirar hacia
otro lado es lo más fácil cuando el problema no te llega directamente.
Desde mi punto de vista, la única forma de atenuar estas desigualdades
e injusticias es desde la rehumanización, llevada a cabo mediante estos
valores: una buena educación que permita razonar críticamente y con
madurez, la capacidad de diálogo junto con el compromiso y por último la
empatía y solidaridad.
Estos valores de los que en muchos casos carecemos podrían
fomentarnos a involucrarnos y así que cada uno pusiese un pedacito de
sí mismo para construir un lugar más justo.

«Perras» de Melissa Lozada-Oliva

El alumnado de 4º de E.S.O del I.E.S. Miguel Romero Esteo (Málaga) escenifica el poema «Perras» de la poeta norteamericana de ascendencia hispana Melissa Lozada-Oliva. Es un trabajo realizado para la asignatura de Lengua Castellana y Literatura. Los alumnos Julio Portillo García y Daniela Jerez García intercambian los roles ante la atenta mirada de sus compañeros/as de clase.

Melissa Lozada-Oliva es una escritora guatemalteca (guatemalteca-colombiana) estadounidense (poesía, novelas, guiones). Su libro peluda (Button Poetry 2017) explora las intersecciones de la identidad latina, el feminismo, la depilación y lo que significa pertenecer.

Su novela en verso Dreaming of You (octubre de 2021, Astra House) trata sobre devolverle la vida a Selena a través de una sesión espiritista y las desastrosas consecuencias que siguen. Melissa Lozada-Oliva es copresentadora del podcast Say More con Olivia Gatwood, donde analizan el mundo a través de una lente poética.

Su próxima novela CANDELARIA (Otoño 2023, Casa Astra) trata sobre una abuela guatemalteca en el fin del mundo y cómo lo iniciaron sus nietas.

Melissa Lozada-Oliva ha colaborado con NPR, VOGUE, REMEZCLA, PAPER, The Guardian, BreakBeat Poets, Kenyon Review, Vulture, Bustle, Glamour Magazine, The Huffington Post, Muzzle Magazine, The Adroit Journal y BBC. Mundo.

Searching for Sugar Man

Por Ana Carmona Pérez, Lucía García Caballero y Hugo Rosas Cobaleda (1º Bach. HHCCSS)

 

FICHA TÉCNICA 

DIRECCIÓN: Malik Bendjelloul

PRODUCCIÓN: Simon Chinn, Nicole Stott y George Chgnell

GUIÓN: Malik Bendjelloul

MÚSICA: Rodríguez

FOTOGRAFÍA: Camilla Skagerstrom

MONTAJE: Malik Bendjelloul

PROTAGONISTAS: Sixto Rodríguez

PAÍS: Suecia y Reino Unido

AÑO: 2012

GÉNERO: Documental

DURACIÓN: 86 minutos

IDIOMA: inglés

PRODUCCIÓN: Pasion Pictures, Sveriges Television y Yleisradio

DISTRIBUCIÓN: StudioCanal

RESUMEN

Es un documental dirigido por Malik Bendjelloul que ganó un Óscar. En este documental vemos a diferentes discográficas que trabajan con Rodríguez, un estadounidense. Dos de los productores de una de las discográficas cuentan cómo la primera vez que escuchan a Rodríguez, lo ven entre el humo y todos quedan fascinados por cómo representa en sus canciones lo que ve en su barrio y en las calles de Detroit. Ellos saben que necesitan grabar un álbum.

Por su poco éxito del álbum es expulsado del sello después de grabar su última canción. Sin embargo, un ejemplar del disco de Cold Fact se extiende por Sudáfrica, donde un grupo de amigos empiezan a hacer copias y pasarlas. En este momento está todo censurado, debido a el Apartheid. Se intenta buscar información, pero nadie averigua nada.

Con su música influencia a un grupo de jóvenes y surge una oposición al Apartheid, en este movimiento controlan la radiodifusión rayando sus canciones, lo que hace más deseable el disco.

Un periodista musical investiga un poco sobre él, crea una página web y averigua que su último bolo no fue muy bueno, donde canta su última canción y se dispara en la cabeza. Más tarde, usando la estrategia de seguir el dinero, se entera de que él sigue vivo. La hija de Rodríguez ve la web del periodista y decide ponerse en contacto con él.

El periodista habla con él, donde cuenta que durante este tiempo trabaja de jornalero y se presenta para alcalde de Detroit, pero no lo consigue. También nos cuenta cómo de satisfecho se sentía con su álbum Cold Fact, cuando le cuenta lo famoso que es en Sudáfrica él no se lo cree y decide hacer una gira. Al llegar a Sudáfrica queda asombrado y ve cómo lo reciben, también las farolas con su cara anunciando el concierto. Se une a su banda y sigue trabajando para llegar a fin de mes. Al final es reconocido como el artista que era.

ESTRUCTURA 

Hemos dividido el documental en tres partes:

INICIO: nos presentan en el documental a un estadounidense que no tiene nada, solo su guitarra y empieza a tener éxito con la música.

DESARROLLO: nos cuentan cómo no llegó a tener el éxito esperado y de su supuesto suicidio. También cómo empezó a ser famoso en Sudáfrica y cómo empezaron a investigar sobre él.

DESENLACE: Al final averiguan que no está muerto y se ponen en contacto con él, donde se entera de su éxito en Sudáfrica.

TEMAS

La superación personal, ya que Rodríguez va haciendo cada vez más música y eso le sirve para trabajar con los límites que se ha puesto él mismo, todo esto ayuda a romper todas esas barreras y un barrio como el suyo.

Talento escondido, debido a que era una persona que tenía mucho talento, pero nadie de su alrededor lo veía ni reconocía, hasta que llegó al público adecuado y le dieron el reconocimiento que se merecía.

Por qué fue importante en Sudáfrica y no en Estados Unidos, esto es debido a que en Estados Unidos no tuvo éxito y abandonó. Pero en Sudáfrica fue un influenciador debido a sus temas tratados en sus canciones. Los ayudó a oponerse contra el Apartheid y utilizaron una de sus canciones como su himno.

VALORACIÓN

Nos parece interesante el espacio temporal en el que se desarrolla la historia, ya que transcurre mucho tiempo entre el supuesto suicidio de Rodríguez y el descubrimiento de que sigue vivo. Nos impresiona cómo en Estados Unidos no tuvo éxito y cómo en otro país como Sudáfrica puede llegar a influenciar tanto en una población. También nos chocó cómo durante el Apartheid rayaban las partes de las canciones que no les interesaba. Nos provoca sentimientos como la tristeza en algunos versos de sus canciones, como “Perdí mi trabajo dos semanas antes de Navidad” ya que poco tiempo después le ocurrió de verdad. Hemos quedados sorprendidos también por cómo a través de la página que crea un periodista musical llega a la hija de Rodríguez después de muchos años.

 

 

 

 

 

 

El beso de Rubiales a Jenni Hermoso

Dos alumnos de 2º de Bachillerato del I.E.S. Romero Esteo comparten  visiones contrapuestas sobre uno de los temas más polémicos del pasado verano.

¡No voy a dimitir!

En primer lugar, quiero comentar que por culpa del escándalo formado por el «Caso Rubiales» se ha tapado el fantástico juego y la fantástica victoria de la Selección Femenina en el Mundial.

En segundo lugar, pienso que este individuo no debería haber presidido la Federación. Sobre todo viendo su actitud y comportamiento, tanto en la celebración de los goles, cogiéndose sus partes íntimas delante de la Reina y la Infanta, como con la celebración del partido, dándole un pico a una de las jugadores.

Hay muchas maneras diferentes de celebrar algo tan importante como un mundial, pero entiendo que esa no era la manera indicada; y aunque ese beso fuese consentido, pienso que sobraba en ese momento que era tan de ellas.

Y para terminar, que un tipo que, en una rueda de prensa de la Federación, habla desde la chulería, diciendo todo tipo de barbaridades, y entre ellas «¡No voy a dimitir!», me parece vergonzoso y muy triste; porque por desgracia este tipo de gente es en la que normalmente los hombres jóvenes se acaban fijando y eso no puede ser.

Todos esos tonos de superioridad son los que al final acaban adquiriendo los jóvenes, y es algo de lo que empiezan a estar orgullosos, en vez, de sentirse avergonzados y cabreados por esta situación que hace que retroceda se el pensamiento.

                               Thiago Sánchez Cordero

 

Hermoso, no nos tomes el pelo

«Rubiales y Hermoso, ¡el tema del verano!» El título sumamente amarillista que se ha visto en todas las portadas de revistas y que me irrita los ojos cada vez que lo leo. ¿Por qué tanto revuelo por algo como esto después de la victoria de España en el mundial femenino?

Y sobre todo remitiéndonos a las pruebas, Rubiales puede ser muchas cosas, pero en este caso él no es ningún agresor, ya que todo fue consentido, no importa lo que Hermoso diga después ya que en el momento lo aprobó.

Todo lo dicho por Rubiales respecto al beso es veraz y hay vídeos que lo demuestran, por muy poco profesional que sea darle un beso a una jugadora siendo el presidente de la federación. Todo esto se puede confirmar con un directo de Instagram donde ella dijo tras el partido que ella le respondió con un sí, por mucho que después diga que no le gustó, y hay que tener algo en cuenta: el consentimiento no depende de si después te guste o no.

También debo reconocer que no estoy a favor de Rubiales en absoluto y he dicho cosas como: «a Iniesta bien que no se lo harías» ya que el acto que hizo estaba fuera de lugar, pero el enfoque con el que se le está criticando no es el correcto, Rubiales no es ningún agresor, y no deberían despedirlo ello, sino por su falta de profesionalidad.

Elyas Benabdeslam Molina