Archivo de la categoría: Artículos de opinión

Como una forma de conectarse con la realidad, de interpretarla y de formarse una opinión propia, el alumnado comparte con la comunidad educativa del Romero Esteo sus propios artículos de opinión.

Unión esencial

Por Helena Cortés Gómez

Educación, enseñanza, cortesía, instrucción… Llámalo como quieras, es un asunto importante, y nuestro entorno es de gran importancia para la aplicación de esta palabra en nuestra sociedad.

El papel familiar es el pilar fundamental para la aceptación y la integración de la educación en los infantes. Poniéndome a mí como ejemplo, mis padres son mi modelo a seguir y seguramente para muchos niños también. Además los niños copian los ideales, la moral y el trato hacia otras personas de sus progenitores. Tener una buena familia asegura en la mayoría de los casos una mínima educación, sin embargo va aumentando el número de niños que no se molestan en decir unas palabras tan básicas como gracias, por favor o simplemente saludar a alguien conocido por las calles.

Los centros educativos por su parte, debería limitarse la mayoría del tiempo al aprendizaje. No me malinterpretes querido lector, me refiero a que ellos no tienen obligación de educar a nadie y menos a unos señoritos que no saben ni decir gracias.

Sin embargo sí pienso que es correcto cuando regañan o cuando muestran superioridad hacia los alumnos. Opino así porque tenemos suerte de que en España hay educación pública y qué menos que mantenerla.

En conclusión los papeles en la educación de las familias y los centros educativos son esenciales.

Al borde de la imposibilidad

Por María González Salazar (2º Bach. Ciencias)

Probablemente cuando pienso en las injusticias que se viven en nuestro planeta
actualmente, lo primero que diría serian las guerras pero, ¿tenemos todos el mismo
concepto de injusticia? . Lo que para mí es sin duda alguna una injusticia, para otro no
lo es tanto o incluso ni lo llega a ser. Un ejemplo claro, las personas que han atacado a
Palestina en los últimos días no lo verán como una injusticia pero en cambio, las
personas que están sufriendo los ataques sí.

A mi juicio, la posibilidad de reducir las injusticias en nuestro planeta cada vez es
menos posible; la maldad, la codicia o la poca empatía que hay actualmente, nos
incapacitan casi a la totalidad de reducir las injusticias. No es que por poner el ejemplo
de las guerras, estas sean las más comunes desigualdades, no. Las injusticias las
vivimos cotidianamente e incluso sin apenas darnos cuenta. Es injusto que en una
tienda en la que esperas durante una hora una fila, llegue alguien y se ponga delante
de ti. Es injusto que camines tranquilamente y te roben, así, como es injusto que las
personas maten a inocentes. Como vemos hay distintos tipos de injusticias, según la
gravedad, la situación o la experiencia de las personas que las sufren.
Fundamentalmente son culpables de las injusticias personas sin escrúpulos, sin valores
o simplemente personas, que no son capaces de vivir sin propiciar el mal a otras.

Para finalizar, personalmente opino que reducir las injusticias en el planeta roza el
borde de la imposibilidad. No podemos tener controlados a todas las personas y
hacerles ver lo que sí y lo que no esta bien (evidentemente dentro de un amplio
margen de opiniones sobre lo que sí o no está bien). Esto es algo que se debe tratar
desde la infancia para comenzar a reducirlas, y es algo que no todos están dispuestos a
llevar a cabo con las personas a su cargo.

La rehumanización es la respuesta

Por Rosa Herrera Villegas (2º Bach. Ciencias)

A lo largo del tiempo y gracias a la historia podemos pensar que hemos
logrado un avance a nivel social en muchos sentidos: la revolución
industrial, la tecnológica, etc.
Pero, ¿hemos conseguido hacer de este, un mundo justo?
Es cierto que con el transcurso de los años hemos cambiado gracias a
numerosas reivindicaciones y protestas, pero aun así los conflictos
armados, la pobreza y el hambre (entre otros) son solo algunas de las
terribles noticias que estamos acostumbrados a recibir diariamente. Un
claro ejemplo es la guerra entre Israel y Palestina; personalmente las
guerras me parecen un fracaso a nivel humano debido a que esta claro
que por muy evolucionados que nos sintamos, seguimos viendo solo
nuestras diferencias las cuales solo logran dividirnos aún más cuándo la
solución debería ser unirnos.
Lamentablemente, ya ni si quiera nos sorprenden estos titulares pues
nos hemos convertido en seres deshumanizados y separados por el
individualismo.
Al no sorprendernos, no nos sentimos responsables ni capaces de
hacerles frente. También se debe a que nadie se molesta en preguntarse
si podría contribuir a la mejora de estas situaciones, pues mirar hacia
otro lado es lo más fácil cuando el problema no te llega directamente.
Desde mi punto de vista, la única forma de atenuar estas desigualdades
e injusticias es desde la rehumanización, llevada a cabo mediante estos
valores: una buena educación que permita razonar críticamente y con
madurez, la capacidad de diálogo junto con el compromiso y por último la
empatía y solidaridad.
Estos valores de los que en muchos casos carecemos podrían
fomentarnos a involucrarnos y así que cada uno pusiese un pedacito de
sí mismo para construir un lugar más justo.

El beso de Rubiales a Jenni Hermoso

Dos alumnos de 2º de Bachillerato del I.E.S. Romero Esteo comparten  visiones contrapuestas sobre uno de los temas más polémicos del pasado verano.

¡No voy a dimitir!

En primer lugar, quiero comentar que por culpa del escándalo formado por el «Caso Rubiales» se ha tapado el fantástico juego y la fantástica victoria de la Selección Femenina en el Mundial.

En segundo lugar, pienso que este individuo no debería haber presidido la Federación. Sobre todo viendo su actitud y comportamiento, tanto en la celebración de los goles, cogiéndose sus partes íntimas delante de la Reina y la Infanta, como con la celebración del partido, dándole un pico a una de las jugadores.

Hay muchas maneras diferentes de celebrar algo tan importante como un mundial, pero entiendo que esa no era la manera indicada; y aunque ese beso fuese consentido, pienso que sobraba en ese momento que era tan de ellas.

Y para terminar, que un tipo que, en una rueda de prensa de la Federación, habla desde la chulería, diciendo todo tipo de barbaridades, y entre ellas «¡No voy a dimitir!», me parece vergonzoso y muy triste; porque por desgracia este tipo de gente es en la que normalmente los hombres jóvenes se acaban fijando y eso no puede ser.

Todos esos tonos de superioridad son los que al final acaban adquiriendo los jóvenes, y es algo de lo que empiezan a estar orgullosos, en vez, de sentirse avergonzados y cabreados por esta situación que hace que retroceda se el pensamiento.

                               Thiago Sánchez Cordero

 

Hermoso, no nos tomes el pelo

«Rubiales y Hermoso, ¡el tema del verano!» El título sumamente amarillista que se ha visto en todas las portadas de revistas y que me irrita los ojos cada vez que lo leo. ¿Por qué tanto revuelo por algo como esto después de la victoria de España en el mundial femenino?

Y sobre todo remitiéndonos a las pruebas, Rubiales puede ser muchas cosas, pero en este caso él no es ningún agresor, ya que todo fue consentido, no importa lo que Hermoso diga después ya que en el momento lo aprobó.

Todo lo dicho por Rubiales respecto al beso es veraz y hay vídeos que lo demuestran, por muy poco profesional que sea darle un beso a una jugadora siendo el presidente de la federación. Todo esto se puede confirmar con un directo de Instagram donde ella dijo tras el partido que ella le respondió con un sí, por mucho que después diga que no le gustó, y hay que tener algo en cuenta: el consentimiento no depende de si después te guste o no.

También debo reconocer que no estoy a favor de Rubiales en absoluto y he dicho cosas como: «a Iniesta bien que no se lo harías» ya que el acto que hizo estaba fuera de lugar, pero el enfoque con el que se le está criticando no es el correcto, Rubiales no es ningún agresor, y no deberían despedirlo ello, sino por su falta de profesionalidad.

Elyas Benabdeslam Molina