Archivo de la categoría: Microrrelatos

La desilusión (Un cuento de Navidad)

La desilusión

Por Federico Corpas Torres (4º ESO A)

El crudo invierno envolvía mi habitación mientras mi mente, aún llena de inocencia, se sumergía en la revelación que cambiaria mi perspectiva para siempre. La habitación en la que me encontraba estaba iluminada por una tenue luz que alumbraba parte de una gran estantería de juguetes y cuentos, con adornos navideños que decoraban la sala por completo.

Entonces me surgió la la siguiente pregunta: ¿Los Reyes Magos son reales? Y me dispuse a enfrentar la duda e intentar descubrir una respuesta. Mi búsqueda me llevó a explorar toda la casa  para encontrar algo que confirmara o desmintiera la existencia de los Reyes Magos. Por desgracia mi curiosidad me llevó a descubrir  el interior de un gran armario oscuro repleto de ropa. No me detuve e indagué hasta el fondo. Allí hallé unas cajas escondidas con envoltorios de regalo y etiquetas con mi nombre, revelando una incómoda verdad, que supuso la pérdida de la inocencia infantil para mi.

Rosa Herrera Villegas y Miguel Chiedu Umunna ganadores del I Concurso de Microrrelatos de Terror

Rosa Herrera Villegas (2º Bach. Ciencias) y Miguel Chiedu Umunna Okonkwo (1º ESO A) han resultado ganadores del I Concurso de de Microrrelatos de Terror organizado en nuestro centro con motivo de Halloween.

Han participado masivamente alumnas y alumnos de casi todos los grupos y niveles que integran nuestro centro. Ha sido una actividad organizada por el DACE en colaboración con el Dpto. de Lengua y Literatura y la Biblioteca.

En primer lugar los profesores de Lengua de cada curso (Isabel Muriel, Esther Fernández, Paqui Sánchez, Vicky Grund, Emilio Lobato y Alfonso Valencia) realizaron una selección de los mejores relatos de terror escritos por su alumnado en las semanas previas a la celebración de Halloween. De entre ellos salieron las obras finalistas .

Y durante la mañana del 31 de octubre cada alumno leyó su relato en la Biblioteca de nuestro centro. A continuación se hizo público el falló del jurado compuesto por Emilio Lobato Montes y Alfonso Valencia Pérez y se realizó la entrega de premios, que consistió en diplomas y libros de la temática objeto del premio.

Esperamos que este certamen sirva de impulso a la creatividad de nuestro alumnado y que, sobre todo, siga disfrutando del placer de leer y de escribir.

Premios

Primer Premio Categoría A:

«Bosque de terror» de Miguel Chiedu Umunna Okonkwo

Segundo Premio Categoría A:
«¿Seguro?» de Ludwig León Fiorilo Lafuente.
Tercer Premio Categoría A:
«La muñeca de la lluvia» de Ana López Bueno
Primer Premio Categoría B
«Un abismo sin retorno» de Rosa Herrera Villegas
Segundo Premio Categoría B
«El mundo que calla y no permite ver» de Nour Soussi Ferrouj
Segundo Premio Categoría B
«Soledad en la noche» de Ana Carmona Pérez
Tercer Premio Categoría B
«La soledad» de María José Villalba Corvalán

RELATOS GANADORES

UN ABISMO SIN RETORNO

Por Rosa Herrera Villegas (2º BACH Ciencias)

 

Era una gélida noche de enero. El frío de la cruda brisa londinense cortaba como cuchillas. Yo me encontraba en el interior del oscuro museo Tate Britain cuando ,al entrar a una de sus salas, un soplo de aire estremecedor recorrió mi nuca.

Al girarme, la vi a ella. Allí estaba el cuadro de Ofelia, aquella obra que tantas veces me imaginé observando, al fin frente a mis ojos. Ofelia estaba sumergiéndose lentamente en las aguas oscuras de un arroyo, debido al enorme peso de las decenas de flores que llevaba en su vestido, pues la arrastraban hacia las profundidades. Yo también estaba allí, impotente, mirándola con fascinación y temor; aunque confundida por su expresión serena, dada la tragedia que se avecinaba.

Pero cuanto más la miraba, más se hundía; y de alguna forma, cuanto más me miraba, más me hundía yo.

Pronto la entendí. Al igual que ella, yo también me estaba ahogando sin darme cuenta; yo también dejé que el agua me arrastrase; yo también dejé que esa sensación de calma misteriosa se apoderase de mí.

Mientras descendíamos juntas en un vacío asfixiante, borroso y profundo encontré consuelo en la certeza de que estábamos precipitándonos hacia un mismo destino, un abismo sin retorno, donde la oscuridad nos esperaba a ambas.

BOSQUE DE TERROR

Por Miguel Chiedu Umunna (1º ESO A)

 

La luna se asomaba tímida tras las nubes, pintando el bosque de plata. Entre los árboles un susurro helado susurraba secretos olvidados. Isabel, perdida en la oscuridad sentía el aliento del miedo en su nuca.

De repente, una figura sombría emergió de la penumbra. Sus ojos eran dos ascuas que la miraban con hambre. Intentó huir pero sus piernas se negaron. Un grito atrapado en su garganta la delató. La figura se acercó lentamente, revelando su rostro cadavérico:

«Qué quieres?», balbuceó Isabel.

La criatura sonrió, desvelando una hilera de dientes afilados.

«Tu miedo, querida», susurró con voz ronca. «Es mi alimento y mi condena». Un escalofrío recorrió la espalda de Isabel.

La criatura extendió una mano marchita hacia ella. Apenas la rozó, el tiempo se detuvo y el frío la envolvió. Entonces Isabel comprendió que no había escapatoria.

Desde entonces su risa hizo eco en el bosque, atrayendo a los incautos que osan adentrarse en la noche plateada brillante.

 

 

 

El alumnado de Diversificación de 3º ESO reconstruye la desaparición de Kenan y Jimena y aporta teorías al caso

Divididos en grupos de tres alumnos y durante el mes de octubre y noviembre han ido realizando una inspección ocular de los lugares que transitó la pareja durante su paso por el Romero Esteo, han entrevistado a personas que los conocieron y han tratado de discernir lo que es leyenda urbana y lo que pudo ocurrir realmente.

Finalmente cada grupo ha elaborado una historia con su propia versión de los hechos. Seleccionamos algunas de ellas para ComunicA.

 

EL MISTERIOSO Y AMOROSO CASO DE KENAN Y JIMENA

                                                           Por Fedwa Daraoui, Marwa Hda y Amanda García Jiménez

1990 fue el año en que se separaron los institutos Romero Esteo y Ben Gabirol. En ellos estudiaban dos alumnos llamados Kenan y Jimena, que tenían 15 y 16 años respectivamente.

Jimena era una chica tímida, amable, no era problemática y siempre estaba metida en lo suyo. Tenía el pelo castaño, ojos verdes, era de altura media, morena de piel y vestía siempre con pantalones de campana y jerséis de rayas. Kenan también era un chico tímido, amable aunque problemático, aunque eso no quitaba que fuera buena persona. Era moreno, tenía ojos marrones, era de altura media y vestía con pantalones vaqueros y camisas de cuadros.

Kenan estaba en el Ben Gabirol y Jimena llegó al instituto Romero Esteo como alumna nueva, no conocía a nadie y no se juntaba con nadie de su clase, en los recreos siempre estaba sola. Verdaderamente no estaba integrada.

Un día, era la hora del recreo, Kenan tuvo un problema con otro compañero y Jimena lo vio solo y se le acercó para saber cómo estaba, así que empezaron a hablar durante todos los recreos, hasta que llegaron a un nivel de confianza en el que se contaban sus vida privada y todos sus secretos. Resultó que sus dos familias se conocían sin que ellos lo supiesen y lo que es peor: tenían problemas y además estaban enfrentadas. Conforme pasaban las semanas empezaron a sentir cosas hacia el otro, sentimientos más profundos. Por fin hablaron. Kenan se declaró primero y le pidió salir a Jimena y ella obviamente le dijo que sí. Hacía tiempo que lo deseaba.

Con el paso del tiempo el amor iba creciendo y, como los dos estaban en distintas clases, se escapaban una y otra vez para verse en los cuartos que hay en los dos institutos. Así vivían su amor. También en esa época era muy popular hacer la ouija, era una auténtica moda, así que no se les ocurrió nada mejor que ir todos los días a los cuartos, además de para verse, para hacer ouija. Cada vez que faltaban a clase los profesores sabían que estaban los dos juntos en los cuartos que estaban por el instituto y que todavía existen. Siempre los iban a buscar y los encontraban ahí, hasta que un día… Un día faltaron como siempre a clase y fueron a buscarlos unos profesores, cada uno a un cuarto. Y nada. No estaban. Miraron en todos los cuartos y en uno encontraron una tabla de ouija, sangre en el suelo,un muñeco y un cuchillo. También en esa época era relativamente habitual hacer pactos de sangre entre los enamorados…

No se sabía qué les había pasado. Todo era un misterio. La gente empezó a especular, a inventar rumores. Ya no se sabía en qué creer, qué era cierto y qué no. El caso se quedó ahí. Los jóvenes y mayores del barrio, incluso hoy en día, cada vez que nombran a estos dos chicos, cambian mucho su actitud, parece que les da miedo y no quieren hablar del tema. Pero hay una profesora llamada Vicky que sí sabía qué les había pasado. Estuvimos mucho tiempo convenciéndola, hasta que por fin un día se decidió a compartir lo que sabía del asunto. Y era terrible. Peor de lo que imaginábamos:

Kenan y Jimena en uno de sus encuentros entraron en conexión con espíritus y con personas muertas. Desde ese momento en el Romero Esteo, nos dijo Vicky, al caer la noche se ven sombras, espectros deslizarse por la tercera planta. Y sí: son Kenan y Jimena los que, desde el otro lado, nos recuerdan que no olvidemos su triste historia. Así que, lo que una vez fue un cortejo de amor hoy es un cortejo sobrenatural.

 

 

 

 

UN MISTERIO SIN RESOLVER: LA VERDADERA HISTORIA DE KENAN Y JIMENA

                                     Por Antonio Barbero Mármol, David Coca Rivero y Gabriel González Salazar

Hace treinta y dos años hubo una pareja en nuestro instituto, formada por los alumnos Kenan y Jimena. Kenan siempre había estado en su misma clase, pero en Primero de ESO llegó una chica nueva. Se llamaba Jimena. Ella era muy tímida, él en cambio más abierto. Comenzaron a sentirse atraídos, hasta que un día decidieron conocerse, profundizar en su relación. Primero como amigos, luego saliendo juntos. Incluso se saltaban las mismas clases y se refugiaban en los cuartos, almacenes y sótanos del instituto…

Kenan era el que le ponía más interés a la hora de salir con Jimena. Kenan era romántico, amable, valiente. Jimena más bien tímida, simpática y cariñosa. Kenan tenía los ojos azules, era moreno y su vestimenta clásica. Su familia era elegante, de profundas creencias religiosas y muy solidarios. Jimena tenía el pelo rubio y largo, sus ojos eran marrones, era más bien bajita y vestía al estilo de los ochenta: camisas de colorines, vaqueros cortos… Su familia era moderna, algo clasista y atea.

Un día normal de clase los dos se metieron en el almacén de la tercera planta. Allí pocas veces los buscaban. El almacén era pequeño, oscuro, tenia muebles viejos y la mayoría de ellos estaban rotos. Fue allí dentro donde Kenan le dio su primer beso a Jimena. A ella le gustó muchísimo esa muestra de cariño y se sintió cómoda: era la primera vez que la besaban.

Para celebrar su amor decidieron hacer juntos un ritual satánico con una ouija, ya que los dos eran seguidores de lo paranormal. Allí en el almacén había un muñeco con los ojos rojos sobre el que había una leyenda que Kenan le contó a Jimena. Era una leyenda que conocía muy bien el conserje del instituto. Decía que cuando mirabas al muñeco a sus ojos sufrías una maldición. Para que eso no ocurriera debías llevar puesta una pulsera antimaldiciones.

Kenan empezó el ritual. Se comportaba de una manera muy extraña mientras hacía la ouija. Y era porque estaba poseído por la maldición del muñeco. Le había mirado a los ojos antes de empezar y ahora Kenan parecía poseído por el mismísimo diablo. Lo que pasó a partir de ese momento se convirtió en la historia más sangrienta y trágica del Romero Esteo: Kenan mató a sangre fría a Jimena. La asesinó asestándole golpes y más golpes en su cabeza con un martillo. Después de la masacre, Kenan cogió el cuerpo de Jimena, la que hasta ese día había sido su amor, quemó su cuerpo y, una vez incinerada, tomó sus cenizas y las arrojó al mar. Así nunca la encontrarían. Luego él se arrojó a un precipicio para acabar con su vida y nunca volver.

Aquel vecino misterioso

Escrito por Carla Márquez, Yasar Jelle, Ferdaues El Kraichi, África Albero e Iván Trujillo. (1º ESO B)

Recuerdo aquella tarde del 2000, en la semana de Halloween ; las calles de Buardon
estaban llenas de decoraciones. Mi madre y yo nos íbamos a mudar con mis primos, mi
madre quería cuidar de ellos, ya que mi tío era un hombre alcohólico que nunca estaba en casa; me alegraba la idea, después de tantos años, por fin estar juntos.

Cuando llegamos nos recibieron todos los vecinos, todos eran muy amables y risueños. Mi tío en cambio no apareció, seguro que estaría en el bar.

Hice unos cuantos amigos, pero uno de los vecinos no era como los demás, me miraba con una cara muy antipática.

-¿Quién es ese señor que me mira tan raro? – pregunté.

-Ah, ¿ese? ; es el señor Blackston, te recomiendo que no hables con él, es muy extraño –
dijo mi primo Iván.

– Bueno… ¿me ayudas con la maleta? – dije señalando a la mochila que llevaba en la mano.

– Estaba bebiendo agua – dije, para después tumbarme en la cama y taparme.-Pues venga, duérmete que ya es tarde.

– Vale – respondí con un tono simpático.

– Así me gusta, que me hagas ca-.
No pudo terminar la frase cuando escuchamos un grito de ayuda que se iba ahogando poco a poco. En ese momento Iván y yo nos miramos pálidos como unos fantasmas.
Esto ya no era una ilusión, al ver la cara de mi primo confirmé que él también lo había
escuchado.

– Deberíamos dormirnos – dije, todavía con la piel de gallina.

– Estoy de acuerdo – respondió Iván.

A la mañana siguiente, vomité todo lo que había desayunado, al acordarme del asunto de la noche anterior. Cuando me fui a subir al ascensor mis ojos se abrieron como nunca al ver el cadáver sangriento de la señora Marien, la esposa del señor Blackston. Había sido asesinada a sangre fría, todavía tenía aquel cuchillo hincado en un costado, se podían ver perfectamente todas las puñaladas. En ese mismo instante me desmayé.
Al rato, volví en sí, al principio pensé que todo era un sueño pero después vi cómo sacaban aquel cuerpo sin vida. Me levanté y me fui corriendo del ascensor.
Antes de poder entrar a mi casa me choqué con el señor Blackston, me fijé en el chaleco que llevaba, este tenía unas manchas rojas. Me saludó y continuamente se fue.
Todos los días eran iguales, alguien moría o desaparecía para siempre.
Pero… Lo curioso era que siempre vi al señor Blackston saliendo de su casa a las 13:05, ni un minuto antes, ni un minuto después. Hasta que un día me llené de valor y me dirigí a su casa, a la casa del señor Blackston. Antes de que ni siquiera pudiera abrir la puerta, noté que alguien me estaba agarrando de la muñeca, me quedé paralizado; a los segundos me fui dando la vuelta lentamente hasta poder ver a Ferdu.

– Iván me ha contado todo y sé qué pretendes hacer, pero no te dejaré que vayas solo – me dijo.

– Pero – respondí, con lágrimas en los ojos.

– Ni pero ni nada, voy contigo – exclamó Ferdu.
No pude decir ni una sola palabra: antes de poder hablar ya habíamos tocado la puerta del señor Blackston. El señor Blackston la abrió la puerta y dijo con una mirada intimidante:

– Queremos hablar usted – respondió Ferdu.

– ¡Oh! pasen y pónganse cómodos – dijo abriéndonos la puerta de su casa.

Entramos y nos sentamos en su sofá de color gris… La casa era muy sosa, tenía tonos muy fríos.

-¿Queréis algo de beber? – nos preguntó el señor Blackston antes de sentarse.

– -No, gracias – respondí en un tono muy bajo.

– Bueno, ¿qué ocurre?- preguntó dirigiéndose a nosotros.

– Bueno, sabemos que usted tiene algo que ver con todas las muertes y desapariciones -respondió Ferdu

– ¿Yo? – dijo medio riendo.

– ¡Sí, usted! – dijo Ferdu alterada.

– Mirad chicos, os contaré una historia… Hace tiempo, conocí a una señorita muy elegante cuyo nombre era África, está tenía una hermana menor llamada Carla. Un día por este edificio se encontró a Carla muerta en el ascensor, de un disparo en la cabeza. África decidió vengarse, e intentó buscar al asesino de su hermana menor. Tiempo después murió de un ataque al corazón, y su espíritu sigue buscando al culpable. Y seguirá matando personas hasta que vengue la muerte de su hermana – dijo el señor Blackston. Al escuchar esta historia Ferdu y yo estábamos muy asustados.

– Esa es la verdad – exclamó el señor.

– Se nos está haciendo tarde, deberíamos irnos – dije tartamudeando.- E- es verdad –
respondió Ferdu.

– Bueno, adiós chicos tengan una buena noche- dijo el señor Blackston.
-Salimos pitando de allí hasta llegar a casa y en el camino Ferdu cogió otro camino para
llegar a su casa. Al día siguiente mi madre me llamó y dijo:

– ¡Cariño, te han traído un paquete!

– ¿Un paquete para mí? – dije cogiendo esa extraña caja.

Lo llevé conmigo al cuarto y lo abrí.

– ¿Qué es eso? – me preguntó Iván.

– Ni idea – respondí.

Cuando abrí el paquete pude sacar una cajita con un envoltorio, quité aquel papel y abrí la caja. Cuando vi lo que había dentro lo tiré al suelo, pudiendo ver como caía un dedo de la caja.

– ¡FERDU! – gritó Iván al ver ese dedo ensangrentado tirado en el suelo.

Relatos de terror en 2º ESO C de PMAR

El alumnado de 2º ESO C de PMAR ha realizado una actividad de creación literaria. En el trayecto de la imaginación al papel han inventado personajes, ambientes y sucesos extraños. Todos con el punto en común del misterio y el terror y con la intención de sorprender a sus lectores. Primero han dado forma a sus relatos y luego los han leído al resto de compañeros en el patio del instituto. Finalmente los han utilizado para decorar el aula en la que aprenden y se relacionan cada día.

Amanda García Jiménez lee su relato «La casa rural»

Jesús Santiago Marín lee su relato «La residencia»

El Cementerio del terror

Por Antonio Barbero Mármol

El día 15 de Agosto de 1989, había un niño llamado Pablo, que vivía con su padre en una casa al lado de la playa. Pablo y su padre fueron ese día al cementerio de noche para ver la tumba de su abuelo que se llamaba Enrique. Los dos llegaron al camposanto en coche. Lo aparcaron enfrente, en un bosque oscuro. Después, se dirigieron a la tumba del abuelo y el padre decidió abrirla para ver si seguía dentro de la caja. Abrieron la caja con una pala y vieron que estaba… ¡vacía!

Los dos se quedaron impactados al ver que no había nada dentro del ataúd. Entonces escucharon una voz penosa que provenía del bosque oscuro. Ambos, padre e hijo, eran curiosos, así que decidieron ir a ver de quién podía ser esa extraña voz. Y la reconocieron, les resultaba familiar: era la voz del fantasma del abuelo Enrique. Estaba ahí. Tenía los ojos blancos como la leche y apareció para atacar a las personas que se acercaran al cementerio. No reconocía a Pablo ni a su padre, porque el abuelo falleció con problemas de alcohol. Y además estaba manipulado por el demonio Satanás que controlaba a los espíritus. Pablo y su padre (ahora sí) estaban asustados y comenzaron a correr como locos para no ser asesinados por el terrible fantasma. En ese momento, el fantasma pudo atraparlos con una cruz que representaba a la muerte. Lo hizo porque puso el objeto a la luz de la Luna y le dio el poder de atraparlos. Además, el fantasma no sentía ninguna emoción porque Satanás le quitó las emociones, a cambio de la vida eterna, convirtiéndose en un ser sin emociones ni sentimientos. El fantasma los mató devorando las almas de los dos. Después le ofreció las almas a Satanás para sentirse más fuerte.

Satanás es ahora un ser que no dejará a nadie con vida porque es un demonio de los más temibles y poderosos. Después de la muerte, Pablo y su padre terminaron en el fuego eterno del infierno para sufrir un castigo eterno mientras Satanás se bañaba en la sangre de sus víctimas.

Quien avisa no es traidor

Por Julio Portillo García (1º ESO C)

– Estoy triste porque cuando llegues no la encontrarás…

– Bah, Miriam deja ya tus bromitas de mal gusto, que no hacen gracia.

– Mamá.

 – Sí, dime.

– ¿Estás en casa? 

– Sí, claro cariño.

– Vale, en cinco minutos llego. 

– ¡Ya estoy en casa!

– ¡Mamá, mamá!, ¿dónde estás?

– Miriam, Miriam, ¿sabes dónde está mamá?, es que me dijo por teléfono que estaba en casa, pero no la encuentro por ninguna parte, ¿sabes dónde está? 

– Daniel, ¿cuál fue la frase que te dije esta mañana que te hizo tanta gracia?

– Cuando llegues no la encontrarás. ¿Por qué? ¿qué le ha pasado?

– Mamá ha muerto esta noche de madrugada, por lo que se ve sufrió un ataque al corazón. Los médicos no pudieron hacer nada por ella, no te lo dije antes para que tú mismo te enterases, además me daba miedo contártelo. 

– ¡Pero, no puede ser!  

– Daniel, te lo avisé: Cuando llegues no la encontrarás.

Judith Moyano Acedo (1º Bach Ciencias) participa en el concurso «Rompiendo techos» con el siguiente microrrelato.

Y ASÍ SE QUEDÓ…

Y allí estaba ella en la esquina de su cuarto, sin creerse aún lo que le había pasado…

Como un día cualquiera, estaba Eva lista para ir con sus amigas  al instituto, ese día tenía examen de mates y estaba muy nerviosa y concentrada. Tanto que no se dió cuenta de que enfrente suya estaba Hugo, el chico que ella más amaba, y tropezó con él. Unos pensarían que a partir de aquí podría formarse una historia de amor bellísima, pero no fue así. Seguimos con la historia ella tropezó con él, sus miradas se cruzaron y él “caballeroso” le recogió los libros. Ella le dió las gracias y siguieron cada uno su camino. Al final del día, a la salida del instituto Hugo la esperó y fueron juntos a su casa. Al llegar a la puerta la despidió con un beso. A partir de ese día todos los demás fueron iguales hasta… ese día en el que Hugo se le escapó “sin querer” dijo y ella no se defendió. Él siguió hiriéndola. Al final ella quedó malherida y dándose cuenta de a quién eligió para tener a su lado. Y así se quedó, en la esquina de su cuarto dándose cuenta de todo.