Quien avisa no es traidor

Por Julio Portillo García (1º ESO C)

– Estoy triste porque cuando llegues no la encontrarás…

– Bah, Miriam deja ya tus bromitas de mal gusto, que no hacen gracia.

– Mamá.

 – Sí, dime.

– ¿Estás en casa? 

– Sí, claro cariño.

– Vale, en cinco minutos llego. 

– ¡Ya estoy en casa!

– ¡Mamá, mamá!, ¿dónde estás?

– Miriam, Miriam, ¿sabes dónde está mamá?, es que me dijo por teléfono que estaba en casa, pero no la encuentro por ninguna parte, ¿sabes dónde está? 

– Daniel, ¿cuál fue la frase que te dije esta mañana que te hizo tanta gracia?

– Cuando llegues no la encontrarás. ¿Por qué? ¿qué le ha pasado?

– Mamá ha muerto esta noche de madrugada, por lo que se ve sufrió un ataque al corazón. Los médicos no pudieron hacer nada por ella, no te lo dije antes para que tú mismo te enterases, además me daba miedo contártelo. 

– ¡Pero, no puede ser!  

– Daniel, te lo avisé: Cuando llegues no la encontrarás.

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