Hera, alumna de Lit. Universal de Adultos, comparte uno de sus sueños

Mi sueño es bastante personal, pero ha sido el que más me ha marcado.
Cuando tenía once años, falleció mi abuelo materno. Teníamos una relación muy estrecha, ya que viví en su casa durante cinco años. Fui su primera nieta…Tras una operación a vida o muerte por un cáncer de colon que le trataron como «gases», falleció. Yo no supe nada hasta tres días después, no estuve en su entierro ni nada, simplemente un día le vi por última vez sin saberlo.
Esto pasó cuando tenía once años. Unos ocho años después, soñé que estaba en su casa, como una tarde cualquiera y de repente él se ponía muy malo y moría en mis brazos.
Fue un sueño del que aún me acuerdo muy bien porque me hizo pensar mucho, en cómo mi cabeza tantos años después, seguía con eso guardado y recreó su muerte como para hacerme saber que sí, que murió pero que esté donde esté, está bien. Que esta pérdida ocurriese a una edad tan temprana y sin siquiera esperarlo o poder despedirme, me hizo muy difícil superarlo, pero he de confesar que desde ese sueño, a pesar de haberme despertado histérica, fue diferente. Mi cabeza antes nunca terminó de poder aceptar o creer que él ya no estuviera, y sólo a raíz de ese sueño pude. El cuerpo nunca dejará de sorprendernos.

ResponderReenviar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *