Por Julio Portillo García
El viernes pasado, mi clase de 4º ESO A, tuvo la oportunidad de poder visitar la Biblioteca Municipal Manuel Altolaguirre, junto a nuestro profesor de Lengua, Alfonso.
En esta visita, (aunque no fue muy duradera, debido a que solo teníamos dos horas para poder visitarla), pudimos ver, principalmente, la vida en la mañana en la calle. Nuestra biblioteca, la de nuestro barrio, está a tan solo 10 minutos de nuestro centro, con lo que fuimos andando, con eso pudimos ver, lo que muy pocas veces hemos podido apreciar. Abuelos/as paseando, yendo a la compra, etc… A trabajadores acudiendo a su trabajo, comercios, y las personas que se dedican principalmente a trabajar en vía publica. Pienso que esto también era bueno comentarlo, ya que por las mañanas estamos dentro del instituto y no podemos captar lo que ocurre en nuestro barrio, en estas horas.
Sobre la visita a la biblioteca, bueno, para mí un espectáculo. Nos atendió la directora, una gran persona, con un gran aprecio hacia los estudiantes y a la lectura. Yo, personalmente, nunca había acudido allí, y pude apreciar tanto como es por dentro, como todo lo que se puede hacer allí. La cantidad de libros, de salas de estudio, salas de descanso, de ordenadores, etc… Además, la biblioteca ofrece una variedad de actividades y talleres. Pero, y sobre todo lo que más me llamó la atención, fue la vibra que se respiraba allí dentro, ya que muchas personas se ven con dificultades para estudiar en sus casas, y este es un lugar perfecto para aquellos que buscan concentración total.
La arquitectura de la biblioteca tenía un toque contemporáneo, por fuera. También un gran jardín, donde se respiraba aún más paz, un personal adecuado con el lugar, y con una gran simpatía. ¿Recomiendo ir? La respuesta está clara. Sin duda, es un gran recurso para todos los estudiantes que necesiten concentración y silencio. Un gran recurso en nuestro barrio, donde siempre será un placer regresar.